jueves, 3 de marzo de 2011
Un pedazo de pasado en el presente
Visitar Mea Shearim -el el barrio ultraortodoxo de Jerusalem- fue como viajar en el tiempo.
Todo el mundo estaba vestido de negro: los hombres con trajes, chalecos, sombreros, barbas y rulos, y las mujeres con polleras hasta los tobillos y pelucas brillantes, sobre todo cobrizas.
Éramos los únicos con ropa "moderna", o más bien "inmodesta" y los colores que llevábamos puestos se destacaban en el paisaje oscuro de calles estrechas. Estar de jean es inmoral: las mujeres no usan pantalones. De hecho nos cruzamos con un cartel que advertía no irrumpir en esas calles con vestimentas inmodestas como aquellas.
El extremismo de quienes que viven en este barrio los lleva incluso a oponerse, en algunos casos, a la existencia del Estado de Israel por considerar que el momento de su creación llegará de la mano del Mesías. Este tipo de actitudes genera conflictos sociales: los más ortodoxos no suelen ir al ejército y, en ocasiones, tampoco pagan impuestos ni trabajan.
Aunque algunos dicen que entrar a esta zona anacrónica de la ciudad puede resultar peligroso para quien no comparta, al menos aparentemente, los códigos que rigen la vida de quienes lo pueblan, salimos sanos y salvos sin ser víctimas de ninguna agresión. Y lo paradójico es que hay locales en Mea Shearim en los que venden, además de kipot con o sin bordados, de diferentes colores y texturas, gorros de lana con rulos aplicados para imitar a los religiosos. Curioso.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario