miércoles, 16 de marzo de 2011

La vida en manos de la Ley

Por Lucía Cohen y Noelia González

La iniciativa de la senadora (PS) Mónica Xavier produjo un gran impacto en la opinión pública. Propuso legalizar la interrupción del embarazo en los primeros noventa días sin excusas y, luego de ese lapso, en el caso de encontrarse malformaciones en el feto o síndrome de Down.
Ni Vega –quien promovió una iniciativa que despenaliza el aborto en los primeros noventa días- respaldó a Xavier y calificó como “absurdos” algunos de sus artículos. Y es que lo que ésta propone ataca lo más profundo de la esencia humana. Desafía principios universales.
La médica allegada a Vázquez -quien supo vetar el proyecto de despenalización del aborto, oponiéndose a la voluntad de su partido- aseguró que conoce las potencialidades de quienes padecen este síndrome. Sin embargo, el concepto que se evidencia en su proyecto revela discriminación y una convicción de que no todas las vidas valen lo mismo. Lo que se opone al fundamento rector del Partido Socialista. ¿Desde cuándo el “progreso” implica deshacerse de los débiles? Cabe preguntarse, qué tipo de sociedad promovería medidas de esta índole.
Como es lógico, la Asociación Down del Uruguay fue la primera en demostrar su indignación ante tal injusticia. Lejos de atacar a la senadora, le ofreció acercarla a la realidad de la enfermedad. Muchas veces la ignorancia genera prejuicios que la sociedad arrastra ciegamente. La defensa del proyecto por parte de Xavier manifiesta su indiferencia frente a estos cuestionamientos.
Este proyecto encierra una concepción utilitarista de la vida acorde a una época en la que se evaden las dificultades y se promueve el individualismo a ultranza. La importancia que se le concede a la libertad justifica amenazar otros valores fundamentales. Tan básicos como la vida.

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