miércoles, 29 de junio de 2011

Un canto de Libertad




“¿Conocés a Libertad? Es un ángel”, afirma un compañero del coro Guarda e Passa, que recuerda cuando fueron a cantar a la Iglesia San Pancracio y ella pidió para interpretar el “Ave María” “porque tenía algo pendiente”. Los “hizo llorar a todos”. Tanto, que después les costó empezar.
A Libertad Navarro de 32 años también le costó empezar a cantar. Y mucho. Puede que sea por la discriminación, que según su madre le ha dificultado el camino y que existe como una barrera en la sociedad que tranca el paso de los –en apariencia- más débiles. O porque los prejuicios convencieron a diferentes personas del ámbito artístico de que la ceguera impide ser un buen cantante. Una teoría, además de incoherente, falseada por gigantes como Stevie Wonder, Ray Charles y esta mujer, que está hace dos años en el Guarda e Passa, el coro más antiguo de Uruguay. Y que desde 2010 es una de las dos solistas del grupo. “La Tona”, como se conoce a la directora de la legendaria institución, que cumple 94 años, asegura que Libertad está “regio” en la coral y que es una luchadora con una voz espectacular.
Pero además de tener un don natural innegable, esta morocha con pelo pesado y brillante hasta los hombros, que hace chistes cuando puede, se ríe de los de sus compañeros en los ensayos y que dice que el bastón es su vehículo, es perseverante. Una cualidad que le ha permitido recuperar la voz cuando estuvo a punto de perderla.
En 2002 Libertad empezó a estudiar técnica vocal en la Escuela Nacional de Arte Lírico. Ha tenido tres profesoras desde entonces. No prefiere a ninguna porque de todas, trata “de sacar lo positivo” y de no hacer “comparaciones odiosas” porque hay “que saber reconocer lo bueno de cada uno”.
Aunque Libertad está terminando el liceo, las actividades artísticas dominan su agenda. Estudia técnica vocal los lunes y viernes a las 18, va al coro de la escuela los martes a las 19, aprende solfeo los miércoles a las 15:30 y los sábados ensaya de 15 a 18 con el Guarda e Passa. Las horas de canto se extienden e invaden su tiempo libre. También hace yoga, una actividad que le permite ejercitarse pero que, sobre todo, implica “un despegue de la mente del mundo exterior”, un efecto que considera que “está bueno para los cantantes”.
“Por suerte cuento con el apoyo constante de mi familia”, afirma Libertad, quien vive con sus padres y su hermano que tiene novia. Sus hermanas están casadas y una está embarazada. Ella todavía no tiene novio pero bromea que de vez en cuando una mujer necesita a un hombre. Va a necesitar a alguien que le guste la música: la soprano lírica llegó a cantar de 6 a 9 horas en su casa hasta que al principio de 2007 tuvo “un problema vocal muy grande”. Se corrige: fue “un problema emocional muy grande y casi me quedo sin cuerdas vocales”. La sonrisa que se mantenía mientras hablaba de su máximo placer se borra. Los ojos parecen humedecerse. Prosigue.
Tres años de foniatra e innumerables repeticiones de ejercicios la salvaron de perder la posibilidad de “expresar lo que con palabras no” puede. Su voz empezó a mejorar. Ahora debe vocalizar una hora o una hora y media antes de cantar. Y “si Dios quiere y si todo sale bien” se recibe a fin de año en la escuela. Va a tener un título de cantante lírica, igual que sus compañeros.
Sin embargo, el trayecto que debió atravesar Libertad no fue el mismo que el del resto de los alumnos. Nunca pudo leer partituras “porque no hay en braille”. “No tenemos material de estudio ni de música”, pero aunque se nota que esto le molesta, no se queja: “Trato de ser una igual a todos”. Por eso, le tocan la melodía que tiene que cantar en el piano, graba su parte y ensaya hasta que la memoriza. En cuanto al coro, afirma: “No voy a dejar de ser una más por ser ciega: me integran y me siento integrada”.
“Hay que luchar”, sostiene Libertad en una frase monótona y determinante, que justifica todo lo que ha logrado. Ella sabe que “lamentablemente hay gente que no le tiene paciencia a los ciegos”. Sin embargo, esto no le ha impedido hacer lo que quiso, seguir su vocación y superarse hasta sorprenderse de su éxito. “Estoy logrando cosas que en mi vida pensé que iba a conseguir nunca”, cuenta haciendo referencia a lo que ha mejorado con su profesora de técnica vocal, Rita Contino, abriendo los ojos, que se ven detrás unas lentes amorronadas. Ella le da paz. Quizá sea porque le ayuda a expresarse del modo que más la reconforta o porque la ha hecho mejorar en su canto, que le permite manifestar “alegría, enojo, tristeza y amor”.
Cantar fue un deseo que Libertad tuvo desde chiquita y que la acompañó durante toda su vida. Hoy se hace realidad. Pero no siempre estuvo interesada en el mismo género. “Escuchaba un tipo de música que no tiene nada que ver con la ópera”. Destaca a Madonna, Celine Dion, Michael Jackson, que distan de los tres tenores, que le acercaron al estilo que más disfrutaría. Luego escuchó a María Callas y lloró de un modo que le sigue pareciendo inexplicable. Se convirtió en su “buen referente”. “Yo necesitaba algo que me ayudara a explotar el talento, que gracias a Dios tengo, y a expresar un sentimiento que no es nada fácil”.
Libertad ha saltado varias vallas y sigue en carrera. Ha participado en conciertos en sitios como el Palacio Taranco y la Iglesia San Pancrasio. Y su voz aguda y sin titubeos conmueve a expertos y a aficionados. A instantes de cantar sola en el 90 aniversario de la Asociación Cristiana Femenina, cuenta que cree “mucho en la Virgen de Fátima y en Dios: Diosito me está dando muchas cosas”. Está nerviosa. Le cuesta contener la ansiedad: quiere cantar antes de que un grupo de mujeres baile. Habla con la organizadora. Logra su objetivo. Canta el “Ave María”. Los ancianos, que llenan las mesas rectangulares puestas en el gimnasio para el festejo, se emocionan. Las paredes están despintadas, hay una torta debajo de un cartel colorido que anuncia el motivo de la celebración. El espacio es grande, pero a Libertad le queda chico. Los espectadores, cuyos cuerpos se lo permiten, se paran y aplauden. Tienen lágrimas en los ojos. Y más fuerza para volver a empezar.


El público conmovido por el canto de Libertad


Aplausos y emoción de los espectadores y la cantante

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