Jorge Drexler presentó ayer en el Teatro Solís Mundo Abisal, un show innovador en el que dio lo mejor que tiene en el escenario: su guitarra y voz
Jorge Drexler volvió a demostrar ayer en el Solís por
qué es uno de los artistas uruguayos más reconocidos. Si bien durante sus 20
años de carrera mantuvo la voz suave y dulce que lo caracteriza, la
experimentación con sonidos electrónicos opacó alguno de sus shows anteriores.
Pero esta vez no fue así.
El uruguayo radicado en España supo balancear esos
componentes “externos” con varias canciones en las que el público disfrutó de
su guitarra y voz. Estos fueron los momentos más emotivos de la noche. A
diferencia de la pasividad que se apoderó del público y del escenario cuando
presentó el concierto “Guitarra y voz”, Drexler
logró entretener y demostrar que no necesita más que ese instrumento para darle
lo mejor a sus seguidores.
El teatro estaba lleno de aficionados del artista que se sacaron las ganas de pedirle canciones de los primeros discos, pero también de los
más recientes cuando él les dio permiso en reiteradas ocasiones del show. Un “Jorge”, que confesó estar nervioso, como
siempre que toca en el Solís, pero que se notaba relajado y feliz, las cantó. Contó chistes y anécdotas; e hizo huecos en el repertorio para la poética 730 días y la frescura de Antes. Y volvió a cantar, en homenaje y a pedido de Fernando Cabrera, La aparecida de su primer disco, La luz que sabe robar.
En la platea, la gente acompañaba la voz de Drexler creando un murmullo molesto
para quien quería disfrutar del cantautor, que tuvo que dejar cantar al público
en canciones como Todo se transforma y Milonga del moro judío del cd Eco y Aquellos tiempos de Sea. Los fanáticos sacaron fotos –hasta con flash- y videos con
cámaras de todos los tipos. Demostraron que las letras y la música de este artista
conquistan a mujeres y hombres de todas las edades.
El juego de luces, que hacía cambiar el color del
fondo del escenario y que a veces hacía brillar al público y desaparecer a
Drexler, como en Noctiluca, constituyó una novedad de este concierto. La participación del
coreógrafo y bailarín, Martín Inthamoussu, que acompañó con un ballet moderno Aquellos tiempos, también. Fue un
verdadero placer volver a disfrutar de esta canción en vivo. La interpretación
llena de expresividad del bailarín pudo desconcentrar al espectador pero aportó calidad artística e innovación.
Además de Inthamoussu, Ana Prada y Juan Campodónico cortejaron
a Jorge en el escenario. Y mientras que con Prada –su prima- se generó un
ambiente intimista, Campodónico –recién llegado de Corea- contribuyó con más
electrónica y rock con la canción 1987.
En este espectáculo, los artificios acompañaron a Jorge
Drexler sin opacarlo. Y el público tuvo lo mejor de este artista cuando cantó
la hermosa Fusión –cuya atmósfera
recuerda a Eduardo Mateo- , y las alegres Sea
y Amar la trama. Con esa canción cerró
un concierto de unas dos horas con dos bises cortos (de dos y una canción), invitando
al público a seguir el mensaje de la letra: “Amar la trama, más que el
desenlace”. Pero lo cierto es que ayer en el Solís, Drexler hizo disfrutar a la gente durante todo el show.