miércoles, 27 de junio de 2012

Difícil pero no imposible


Por más que el acceso a la información sea un derecho -y al margen de que muchas veces no se cumpla- hay una infinidad de cuestiones que no podemos comprender. 

Los medios internacionales y locales difunden noticias de todo el mundo y en internet se puede encontrar una infinidad de datos. Sin embargo, resulta difícil entender la complejidad de los fenómenos más importantes de la actualidad.

Conocer las cuestiones fundamentales para nuestra participación social y desarrollo intelectual constituye un problema preocupante. Fair Game, una película protagonizada por Sean Penn y Naomi Watts, subraya la imposibilidad de acceder a cierta información. Y muestra cómo "el sistema" a veces opera para que la verdad no salga a la luz. Es cierto que hay ocasiones en las que no se puede saber lo que sucede, o tampoco importa, pero resulta inadmisible aceptar la ignorancia cuando los hechos nos interpelan directamente, como seres humanos.

En este video, el Nobel de Economía, Joseph Stiglitz habla sobre la desigualdad
y  las consecuencias inimaginables que puede tener la caída de Europa. Analiza la dificultad de no entender y la incertudumbre que esto genera. Vale la pena verlo e intentar descifrar qué está pasando. Pero sobre todo, por qué.




lunes, 25 de junio de 2012

Una plantita no tan inocua

Acá podés ver la nota sobre los efectos de la marihuana en la salud que escribí para el diario El Observador.

jueves, 14 de junio de 2012

La técnica al servicio del lirismo

Todavía se puede disfrutar de un espectáculo de tres obras de danza contemporánea interpretadas por el ballet Nacional del Sodre en el Auditorio Adela Reta. Lo más destacable: la creación de Jorge Drexler y Martín Inthamoussu

A esta altura, un espectáculo del Sodre – o de la compañía dirigida por Julio Bocca- es sinónimo de calidad, incluso para quienes están lejos del ballet. Pero más allá de la redundancia, vale la pena destacar la última iniciativa de uno de los mejores bailarines de todos los tiempos por popularizar la danza en Uruguay. Esta vez, Bocca invitó a Jorge Drexler a componer la música de un ballet y a Martín Inthamoussu a crear la coreografía. La única pauta: que la obra durara menos de media hora.

El resultado fue un éxito llamado Tres hologramas, la última de las tres obras presentadas en el espectáculo que el Sodre presenta desde el 6 al 15 de junio. A la interesante coreografía de Antony Tudor, le sigue la imponente creación de Nacho Duato. Pero lo mejor llega al final cuando el cuerpo de baile del Sodre se luce con y gracias a las composiciones de dos artistas uruguayos. Una sinergia concebida por Bocca. La música, con guitarras típicas de las milongas de Drexler, cuya voz aparece –poco- en la pieza, es el contexto perfecto para la coreografía moderna de Inthamoussu.

Los bailes colectivos se lucen con soltura, fluidez y precisión, demostrando una vez más la técnica que estos jóvenes aprendieron de su maestro. Una de las características que hacen de este un espectáculo de ballet moderno fresco, atractivo y completo. El dinamismo de las danzas grupales contrasta con los momentos en los que el protagonista está solo alumbrado por un foco de luz. El vestuario colorido y sobrio, al igual que las luces, acompañan el lirismo de la música y la danza de esta obra imperdible.

Todavía quedan entradas para disfrutarla. Hoy mismo. 

miércoles, 6 de junio de 2012

Amar la trama y el desenlace

Jorge Drexler presentó ayer  en el Teatro Solís Mundo Abisal, un show innovador en el que dio lo mejor que tiene en el escenario: su guitarra y voz



Jorge Drexler volvió a demostrar ayer en el Solís por qué es uno de los artistas uruguayos más reconocidos. Si bien durante sus 20 años de carrera mantuvo la voz suave y dulce que lo caracteriza, la experimentación con sonidos electrónicos opacó alguno de sus shows anteriores. Pero esta vez no fue así.

El uruguayo radicado en España supo balancear esos componentes “externos” con varias canciones en las que el público disfrutó de su guitarra y voz. Estos fueron los momentos más emotivos de la noche. A diferencia de la pasividad que se apoderó del público y del escenario cuando presentó el concierto “Guitarra y voz”, Drexler logró entretener y demostrar que no necesita más que ese instrumento para darle lo mejor a sus seguidores.

El teatro estaba lleno de aficionados del artista que se sacaron las ganas de pedirle canciones de los primeros discos, pero también de los más recientes cuando él les dio permiso en reiteradas ocasiones del show.  Un “Jorge”, que confesó estar nervioso, como siempre que toca en el Solís, pero que se notaba relajado y feliz, las cantó. Contó chistes y anécdotas; e hizo huecos en el repertorio para la poética 730 días y la frescura de Antes. Y volvió a cantar, en homenaje y a pedido de Fernando Cabrera, La aparecida de su primer disco, La luz que sabe robar.

En la platea, la gente acompañaba la voz de Drexler creando un murmullo molesto para quien quería disfrutar del cantautor, que tuvo que dejar cantar al público en canciones como Todo se transforma Milonga del moro judío del cd Eco y Aquellos tiempos de Sea. Los fanáticos sacaron fotos –hasta con flash- y videos con cámaras de todos los tipos. Demostraron que las letras y la música de este artista conquistan a mujeres y hombres de todas las edades.

El juego de luces, que hacía cambiar el color del fondo del escenario y que a veces hacía brillar al público y desaparecer a Drexler, como en Noctiluca, constituyó una novedad de este concierto. La participación del coreógrafo y bailarín, Martín Inthamoussu, que acompañó con un ballet moderno Aquellos tiempos, también. Fue un verdadero placer volver a disfrutar de esta canción en vivo. La interpretación llena de expresividad del bailarín pudo desconcentrar al espectador pero aportó calidad artística e innovación.

Además de Inthamoussu, Ana Prada y Juan Campodónico cortejaron a Jorge en el escenario. Y mientras que con Prada –su prima- se generó un ambiente intimista, Campodónico –recién llegado de Corea- contribuyó con más electrónica y rock con la canción 1987.

En este espectáculo, los artificios acompañaron a Jorge Drexler sin opacarlo. Y el público tuvo lo mejor de este artista cuando cantó la hermosa Fusión –cuya atmósfera recuerda a Eduardo Mateo- , y las alegres Sea y Amar la trama. Con esa canción cerró un concierto de unas dos horas con dos bises cortos (de dos y una canción), invitando al público a seguir el mensaje de la letra: “Amar la trama, más que el desenlace”. Pero lo cierto es que ayer en el Solís, Drexler hizo disfrutar a la gente durante todo el show.