R. García ilustra el pánico que se apoderó hoy de la capital rusa en su artículo "La gente gritaba como si estuviese en el infierno" (publicado en el sitio de El Mundo) a través del uso de las descripciones, los detalles, los testimonios y la crónica. Estos recursos generan sensaciones en el lector ya que lo insertan en una situación terrible. El periodista trasciende la dureza de la noticia para describir el atentado.
lunes, 29 de marzo de 2010
jueves, 25 de marzo de 2010
Desayuno en una cápsula lúgubre

A las 8.30 de la mañana de un día diáfano, desde la entrada, “la española” parece un agujero negro.
Dar vuelta a una puerta giratoria de vidrio significa cruzar la barrera entre los colores y las sombras y penetrar en un ambiente oscuro y lúgubre creado por la luz fría de los tubolux y las paredes de mármol en las que se mezclan tonos grisáceos y marrones.
A un metro de la puerta, a la derecha, cuatro filas de gente que espera ser atendida, a la izquierda un cartel dice "cafetería". Debe estar cerrada porque no se percibe movimiento alguno. Sin embargo, una media cuadra más adelante aparece una vidriera que comprueba el error: la cafetería está abierta, y para tratarse de las 8:35am, llena.
Una escalerita de siete escalones es el acceso a un lugar en el que dos mozos de pantalón negro, camisa blanca, chaleco y moñita dan la bienvenida con una sonrisa.Palmitas, medialunas rellenas del tamaño de dos manos y galletas son algunas de las tentaciones con las que se choca de inmediato quien entra al bar. En los estantes de arriba hay golosinas de todo tipo y los papeles violetas claros, oscuros y brillantes aseguran una amplia oferta de chocolates industriales.
No hay olor, parece un espacio neutro. Incluso atemporal, aunque elementos como el pincho donde el mozo simpático, rechoncho, pelado y bigotudo inserta el ticket que indica el monto a pagar, el servilletero plateado que deforma lo que refleja, las botellas de refresco de vidrio y los ventiladores de metal y plástico azul trasladan al cliente a décadas pasadas. Pero lo curioso es que el aire escasea, no circula, parece detenido .El zumbido de las heladeras, el de la televisión prendida, el de los tubos de luz y hasta el ruido de los platos contra el mármol del mostrador generan la sensación de que la cantina es una cápsula en la que los presentes parecen recluirse.
A las 8:45, hay ocho mesas ocupadas por personas solas. Algunas acaban de llegar y se cruzaron con quienes estaban antes. Las medialunas, los sándwiches y los cafés son los hits indiscutidos en el desayuno. Cada ser, en su mesa, se preocupa por sus asuntos: saborean lo que comen y toman, contemplan su alrededor, miran sus celulares y hasta excalaman dirigiéndose lo alto del recinto, donde se encuentra la tele, que aparentemente, no responde.
Dar vuelta a una puerta giratoria de vidrio significa cruzar la barrera entre los colores y las sombras y penetrar en un ambiente oscuro y lúgubre creado por la luz fría de los tubolux y las paredes de mármol en las que se mezclan tonos grisáceos y marrones.
A un metro de la puerta, a la derecha, cuatro filas de gente que espera ser atendida, a la izquierda un cartel dice "cafetería". Debe estar cerrada porque no se percibe movimiento alguno. Sin embargo, una media cuadra más adelante aparece una vidriera que comprueba el error: la cafetería está abierta, y para tratarse de las 8:35am, llena.
Una escalerita de siete escalones es el acceso a un lugar en el que dos mozos de pantalón negro, camisa blanca, chaleco y moñita dan la bienvenida con una sonrisa.Palmitas, medialunas rellenas del tamaño de dos manos y galletas son algunas de las tentaciones con las que se choca de inmediato quien entra al bar. En los estantes de arriba hay golosinas de todo tipo y los papeles violetas claros, oscuros y brillantes aseguran una amplia oferta de chocolates industriales.
No hay olor, parece un espacio neutro. Incluso atemporal, aunque elementos como el pincho donde el mozo simpático, rechoncho, pelado y bigotudo inserta el ticket que indica el monto a pagar, el servilletero plateado que deforma lo que refleja, las botellas de refresco de vidrio y los ventiladores de metal y plástico azul trasladan al cliente a décadas pasadas. Pero lo curioso es que el aire escasea, no circula, parece detenido .El zumbido de las heladeras, el de la televisión prendida, el de los tubos de luz y hasta el ruido de los platos contra el mármol del mostrador generan la sensación de que la cantina es una cápsula en la que los presentes parecen recluirse.
A las 8:45, hay ocho mesas ocupadas por personas solas. Algunas acaban de llegar y se cruzaron con quienes estaban antes. Las medialunas, los sándwiches y los cafés son los hits indiscutidos en el desayuno. Cada ser, en su mesa, se preocupa por sus asuntos: saborean lo que comen y toman, contemplan su alrededor, miran sus celulares y hasta excalaman dirigiéndose lo alto del recinto, donde se encuentra la tele, que aparentemente, no responde.
foto: http://katiadocumet.files.wordpress.com/2008/04/medialunas2.jpg
lunes, 22 de marzo de 2010
El inicio de un camino
Lucía Cohen, 21 años, estudiante de Comunicación, en busca de un mensaje local.

Parada frente al Duomo de Florencia, Lucía Cohen recordó la definición de Kant según la cual el arte no es la representación de las cosas bellas sino la bella representación de las cosas. Y entendió que el camino en el que se vinculan sus dos pasiones el periodismo y la moda, al igual que el de la belleza y el arte, había comenzado.
De la Universidad de Montevideo a la de Florencia, dos estudiantes de la Facultad de Comunicación de la institución uruguaya viajaron junto a la decana Eileen Hudson a Firenze para demostrar que los mensajes globales y regionales pierden vigencia en publicidad.
Una de ellas, Lucía Cohen, alumna de tercer año, cuenta su experiencia.
¿Cómo surgió la posibilidad de participar en el congreso “Global Fashion Marketing: Creative and Innovative contexts”?
La decana Eileen Hudson nos propuso a Florencia Mieres y a mí preparar un paper para presentar en el congreso. Debido a que los plazos eran ajustados, tomamos una investigación que ella misma había hecho con otros académicos de la Universidad y le dimos el marco teórico para completar el trabajo.
¿A qué conclusión llegaron?
Básicamente la idea es que aunque estemos en un mundo hiperglobalizado caracterizado por la internacionalización de los mercados y la homogenización de las culturas y tendencias globales, los mensajes en publicidad deben adaptarse al consumidor local ya que la psicología y necesidades de cada persona varían de acuerdo a su origen y tradición, incluso en las mismas regiones.
¿Cómo surgió esta invitación?
La Prof. Hudson sabía que Florencia Mieres y yo estábamos interesadas en la industria de la moda porque habíamos hecho un seminario sobre este tema en primer año. De hecho, antes de eso, mi primer contacto con la Universidad de Montevideo fue cuando participé en un curso de dos días dirigido a profesionales, empresarios y periodistas acerca de marketing y periodismo de moda.
¿Qué sentiste cuando decidieron que iban a viajar?
Te sonará cursi (risas) pero, mucha emoción. La verdad es que el viaje parecía una posibilidad remota, pero una vez aceptado el paper empezamos a considerar ir a Florencia a exponerlo. Y cuando lo decidimos estaba desbordada, no podía creer que estaba a punto de viajar a un país increíble y encima a una actividad en la que confluyen la comunicación y la moda, mis grandes pasiones.
¿Qué fue lo más positivo de este viaje?
Es difícil reducirlo a un punto, fue una experiencia espectacular de la que aprendí mucho. Lo más importante fue, en lo académico, participar de un evento que no subestima el área de la moda y poder asistir a conferencias de profesores de grandes universidades europeas. En lo personal, la convivencia con una compañera y una profesora fue enriquecedora y en lo cultural, la visita a Florencia fue una experiencia incomparable.
Teniendo en cuenta que sos joven y trabajaste unos meses en sociales de Galería, participaste en la parte de comunicación del evento Punta Weekend y ahora colaborás con la sección moda de El Observador, ¿considerás que tu futuro es especializarte en esta área?
No sé si mi futuro, pero mi presente sí. Me encanta lo que estoy haciendo pero creo que necesito estudiar más si quiero seguir en esto. También me gustaría dedicarme al periodismo internacional pero bueno, me lo tomo con calma. No planeo demasiado, mi corta experiencia me demuestra que lo mejor es estar alerta, no dejar pasar ninguna oportunidad y dar el máximo de sí en cada circunstancia.

Parada frente al Duomo de Florencia, Lucía Cohen recordó la definición de Kant según la cual el arte no es la representación de las cosas bellas sino la bella representación de las cosas. Y entendió que el camino en el que se vinculan sus dos pasiones el periodismo y la moda, al igual que el de la belleza y el arte, había comenzado.
De la Universidad de Montevideo a la de Florencia, dos estudiantes de la Facultad de Comunicación de la institución uruguaya viajaron junto a la decana Eileen Hudson a Firenze para demostrar que los mensajes globales y regionales pierden vigencia en publicidad.
Una de ellas, Lucía Cohen, alumna de tercer año, cuenta su experiencia.
¿Cómo surgió la posibilidad de participar en el congreso “Global Fashion Marketing: Creative and Innovative contexts”?
La decana Eileen Hudson nos propuso a Florencia Mieres y a mí preparar un paper para presentar en el congreso. Debido a que los plazos eran ajustados, tomamos una investigación que ella misma había hecho con otros académicos de la Universidad y le dimos el marco teórico para completar el trabajo.
¿A qué conclusión llegaron?
Básicamente la idea es que aunque estemos en un mundo hiperglobalizado caracterizado por la internacionalización de los mercados y la homogenización de las culturas y tendencias globales, los mensajes en publicidad deben adaptarse al consumidor local ya que la psicología y necesidades de cada persona varían de acuerdo a su origen y tradición, incluso en las mismas regiones.
¿Cómo surgió esta invitación?
La Prof. Hudson sabía que Florencia Mieres y yo estábamos interesadas en la industria de la moda porque habíamos hecho un seminario sobre este tema en primer año. De hecho, antes de eso, mi primer contacto con la Universidad de Montevideo fue cuando participé en un curso de dos días dirigido a profesionales, empresarios y periodistas acerca de marketing y periodismo de moda.
¿Qué sentiste cuando decidieron que iban a viajar?
Te sonará cursi (risas) pero, mucha emoción. La verdad es que el viaje parecía una posibilidad remota, pero una vez aceptado el paper empezamos a considerar ir a Florencia a exponerlo. Y cuando lo decidimos estaba desbordada, no podía creer que estaba a punto de viajar a un país increíble y encima a una actividad en la que confluyen la comunicación y la moda, mis grandes pasiones.
¿Qué fue lo más positivo de este viaje?
Es difícil reducirlo a un punto, fue una experiencia espectacular de la que aprendí mucho. Lo más importante fue, en lo académico, participar de un evento que no subestima el área de la moda y poder asistir a conferencias de profesores de grandes universidades europeas. En lo personal, la convivencia con una compañera y una profesora fue enriquecedora y en lo cultural, la visita a Florencia fue una experiencia incomparable.
Teniendo en cuenta que sos joven y trabajaste unos meses en sociales de Galería, participaste en la parte de comunicación del evento Punta Weekend y ahora colaborás con la sección moda de El Observador, ¿considerás que tu futuro es especializarte en esta área?
No sé si mi futuro, pero mi presente sí. Me encanta lo que estoy haciendo pero creo que necesito estudiar más si quiero seguir en esto. También me gustaría dedicarme al periodismo internacional pero bueno, me lo tomo con calma. No planeo demasiado, mi corta experiencia me demuestra que lo mejor es estar alerta, no dejar pasar ninguna oportunidad y dar el máximo de sí en cada circunstancia.
jueves, 18 de marzo de 2010
La naturaleza de un verdadero emprendedor
Cristina Delgado en su reportaje de El País de Madrid introduce al lector de modo directo en el tema que va a tratar: la frustración que representa para un emprendedor que su negocio fracase. Con un estilo dinámico, la periodista mezcla frases largas y cortas que son atractivas y dan ritmo a la lectura. Tras analizar las dificultades de seguir adelante luego de fracasar, rescata el testimonio de un verdadero emprendedor que nunca renunciará a sus proyectos y siempre defenderá lo que cree.
lunes, 15 de marzo de 2010
Liceos desbordados
El reportaje a partir de la noticia que publicó El Observador el 10 de marzo acerca de la superpoblación en los liceos estaría basado en la experiencia de quienes son víctimas de este problema.
Entrevistaría a un par de profesores y un director que trabajaran en un liceo con sobrepoblación como el de Plaza Pascual para que contaran cuáles son los inconvenientes que esta cuestión genera para ejercer su trabajo y para el aprendizaje de los alumnos. Incluiría también el testimonio de algunos estudiantes para que describieran cómo es aprender en un liceo superpoblado.
La nota empezaría con los comentarios de los alumnos, luego de los profesore y del director. Agregaría la respuesta que la directora del Consejo de Educación Secundaria Alex Mazzei propone a largo plazo, más allá de las medidas tomadas para asegurar el comienzo de las clases.
miércoles, 10 de marzo de 2010
Paranoia o manipulación
Lucrecia Bullrich explica en con claridad en "La censura, según Cristina Kirchner" la sensibilidad que la presidenta Cristina Kirchner tiene con el tema de la censura y con los medios de comunicación a los que se refiere con desprecio. Recurrir al diccionario de la Real Academia Española sustenta el argumento de la periodista y lo ratifica al poner en tela de juicio la coherencia y pertinencia de las denuncias de la presidenta.
Las citas de diversos episodios en los que Cristina se enfrentó a los medios colaboran a que el lector entienda que éste no es un hecho aislado en la trayectoria de la gobernante. La consulta a la presidenta de la Comisión de Libertad de Expresión de la Cámara de Diputados reafirma la tesis de Bullrich. La inclusión de la opinión de una ultrakirchnerista completa un reportaje interesante y confiere credibilidad a la autora.
Las citas de diversos episodios en los que Cristina se enfrentó a los medios colaboran a que el lector entienda que éste no es un hecho aislado en la trayectoria de la gobernante. La consulta a la presidenta de la Comisión de Libertad de Expresión de la Cámara de Diputados reafirma la tesis de Bullrich. La inclusión de la opinión de una ultrakirchnerista completa un reportaje interesante y confiere credibilidad a la autora.
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